Mitos y conceptos erróneos sobre el ópalo

El ópalo es la piedra natal de octubre y también la gema que se regala para conmemorar el decimocuarto aniversario de bodas. Se cree que el término «ópalo» proviene del sánscrito «upala», que significa «piedra preciosa». Los griegos lo llamaban «opallios», que literalmente significa «percibir un cambio de color». Curiosamente, ambas culturas tenían nombres muy similares para esta hermosa gema.

Los antiguos griegos creían que el ópalo provenía de las lágrimas de Zeus, el dios del rayo, tras vencer a los Titanes en una batalla. Sus lágrimas se transformaron en ópalo al tocar la tierra. Los indígenas creían que el ópalo era la «Diosa del Arcoíris», quien se convirtió en piedra para escapar del acoso de los demás dioses. Los aborígenes australianos, pueblos tradicionales de Australia, creían que el ópalo era la «Serpiente Arcoíris» y le temían profundamente.

Tradicionalmente, el ópalo ha sido conocido como la piedra de la clarividencia; los griegos creían que otorgaba el don de la intuición. Durante la Edad Media, las mujeres rubias de Alemania y Escandinavia usaban ópalos para proteger su cabello y evitar que perdiera su color.

¿El ópalo es una piedra de buena o mala suerte?

Hubo épocas en que se creía que el ópalo traía mala suerte , pero, como muchos mitos, esto se ha demostrado falso. Nuestra experiencia personal, por supuesto, ha sido buena: llevamos más de 45 años teniendo y deseando ópalos, ¡siempre para atraer la buena suerte y la salud! El folclore relacionado con los cristales, las gemas y las piedras preciosas es tan antiguo como variado. Se cree, por ejemplo, que la amatista ayuda a controlar la embriaguez y a tratar la calvicie.

Han surgido mitos en torno al ópalo: que nunca se debe permitir que el aceite o productos domésticos comunes entren en contacto con él mientras se lleva puesto, ya que causarán daños irreparables a la piedra. Esto puede ser cierto en el caso del ópalo volcánico, pero no en el del ópalo sedimentario australiano de buena calidad.

Por otro lado, un ópalo es una gema de calidad y no está pensado para usarse a diario sin cuidado. Otro mito popular es que se debe colocar el ópalo en agua.

De nuevo, si se trata de un ópalo australiano de buena calidad, estarías perdiendo el tiempo. Si decides sumergirlo, no lo dañarás ni lo realzarás.

¡LOS ÓPALOS DAN SUERTE!

Muchas culturas antiguas consideran los ópalos piedras poderosas y de buena suerte, vinculadas al dios mitológico del amor. En algunos países, el ópalo es considerado el ancla de la esperanza, por lo que se pueden encontrar joyas con ópalos engastados en forma de ancla, con un ópalo en el bifurcador. Shakespeare se refería a los ópalos como la Reina de las Gemas. En el siglo ^VII , el ópalo era considerado una piedra mágica. También se le conocía como la piedra del ojo. Las antiguas tribus árabes creían que los ópalos fueron enviados del cielo a la tierra en un rayo. Los aborígenes australianos pensaban que el creador pisó la tierra y dejó estos ópalos a su paso. Los antiguos griegos creían que el ópalo otorgaba poderes de clarividencia y visión. Los romanos lo consideraban la piedra de Cupido, y un emperador lucía ópalos en su corona. Los Césares incluso regalaban ópalos a sus esposas para la buena suerte, ya que la piedra de Cupido simbolizaba la conexión con el dios del amor. La reina Victoria amaba los ópalos con pasión. Mucha gente desconoce que fue De Beers quien inició una campaña de marketing en Australia después de la Segunda Guerra Mundial. Antes de eso, los australianos eran amantes del ópalo y compraban principalmente cristal, ópalo de Cooper Pedy y habían comenzado a comprar ópalos negros de Lightning Ridge.

De Beers implementó una sólida estrategia de marketing para vender los ópalos como objetos de mala suerte y para que cada hombre comprara a su prometida un diamante que costara el salario de un mes. Esta debe ser una de las mejores campañas de marketing jamás realizadas, ya que ahora sabemos que los diamantes no son tan únicos ni especiales. Por cada mujer que luce un diamante de menos de un quilate, debe haber millones que también lo llevan, así que ¿cómo puede considerarse una gema preciosa? A finales de 2007, De Beers perdió una demanda y tuvo que reembolsar el 6% del precio de compra a los compradores de diamantes, ya que controlaban el mercado, lo cual es ilegal. Se han reservado 295 millones de dólares para este caso, pero si los compradores de lotes solicitan una compensación, solo recibirán una pequeña cantidad, dado que se trata de un mercado multimillonario.

¿Lo que me lleva de nuevo a los ópalos?

Fue un inglés quien escribió una novela en 1879. La baronesa llevaba un talismán de ópalo y, al caerle agua bendita, el color desaparecía, lo que se interpretó como un presagio de mala suerte para los ópalos. Esta historia recuerda a las películas de Harry Potter, pero en aquella época la gente era muy supersticiosa.

La reina Victoria se rió de semejante disparate, pues le encantaban los ópalos y, cuando sus hijas se casaron, cada una recibió uno. Los ópalos, sobre todo los negros, son únicos y nadie tiene una piedra igual, ya que es muy raro encontrar ópalos negros que coincidan. Creo que los diamantes deberían prohibirse, considerándolos diamantes de sangre, no porque maten gente, sino por el daño que causaron a la industria del ópalo. De Beers intentó sabotearla y casi lo consiguió.

Imagínese cuánto valdría hoy un ópalo rojo sobre negro de un quilate que se compraba antes de la Segunda Guerra Mundial. En casi 20 años de experiencia, he visto que los ópalos negros aumentan su valor al menos un 20 % anual. Los diamantes de un quilate no han experimentado un aumento ni remotamente parecido, y es mucho más gratificante contemplar un ópalo negro mágico con múltiples tonalidades rojas que un diamante con una pureza que la mayoría de la gente no puede apreciar a simple vista.

¡Qué afortunados son los compradores que han adquirido un ópalo rojo! Tienen el placer de contemplar esta hermosa gema, que además es una valiosa inversión.

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