Historia del ópalo

¿Cuál es la historia del ópalo? El nombre del ópalo proviene del griego antiguo y del latín. El griego «opallios» y el latín «opalus» significan «percibir un cambio de color». Los primeros restos de ópalo conocidos se encontraron en una cueva de Kenia. Los geólogos creen que estos ópalos se originaron en Etiopía alrededor del año 4000 a. C. Siglos después, resulta sorprendente que no fuera hasta 1990 que mineros y consumidores redescubrieran los ópalos etíopes. Como muchas gemas, los ópalos se usaban en joyería y amuletos, generalmente combinados con otras piedras preciosas. Al igual que hoy en día, los ópalos simbolizan belleza, estatus y riqueza, una tendencia que se ha mantenido vigente durante siglos.

Uniforme de la realeza húngara de 1900 con ópalo de cristal

Historia del ópalo húngaro

Hungría fue uno de los principales productores de ópalo, con dos yacimientos en Dubník y en las montañas de Tokaj, cerca del pueblo de Telkibánya. Allí se extraían ópalo precioso y un ópalo común especial, transparente, de color amarillo anaranjado, llamado ópalo miel. Sin embargo, desde finales del siglo XVIII, la producción húngara ha disminuido y en la actualidad es prácticamente inexistente.

Historia del ópalo australiano

Por fortuna para los amantes del ópalo, se descubrieron ópalos de alta calidad en Australia. Inicialmente, se pensó que el ópalo negro hallado era falso o tratado, ya que era mucho más brillante que el ópalo húngaro. Sin embargo, a medida que los compradores se familiarizaron con el producto y aumentó la producción de ópalo negro, los europeos, en particular los alemanes, se convirtieron en los principales compradores. Desde finales del siglo XIX, Australia ha dominado la producción de ópalo con más del 90 % de la cuota de mercado.

Mercados de ópalo

El primer mercado documentado de ópalo fue el romano. Como imperio rico y poderoso, utilizaron su recién adquirida riqueza para adquirir bellos objetos que reflejaran su estatus. Los ópalos cuyos colores cambian con cada matiz de la luz se consideraban excepcionales en comparación con gemas de un solo color como las perlas o los diamantes. Se sabe que la mayoría de estos ópalos provenían de Hungría, país productor de ópalos cristalinos.

Marco Antonio, el famoso general romano, apreciaba el ópalo y, por supuesto, a Cleopatra. Se cree que codiciaba un ópalo que poseía un senador llamado Nonio, pues su brillo le recordaba las noches que había pasado con Cleopatra. El senador se negó a vender la piedra, cuyo valor se estimaba en 2.000.000 de sestercios (unos 80.000 dólares estadounidenses), y huyó de Roma, dejando atrás su hogar, pero llevándose consigo sus posesiones más preciadas: su cabeza y el ópalo.

La fábula también cuenta que un emperador romano ofreció intercambiar un tercio de su reino por un solo ópalo. El ópalo se ha utilizado en las coronas de reyes, incluso en Francia; de hecho, el emperador Napoleón obsequió a su emperatriz Josefina un brillante ópalo rojo rodeado de radiantes destellos rojos, conocido como «La Quema de Troya». La reina Victoria reavivó esta tendencia en la época moderna, convirtiéndose en una gran admiradora del ópalo y luciéndolo durante todo su reinado.

Compra tu propio ópalo

Black Opal

Hungarian Opal

Ethiopian Opal

Mexican Fire Opal